Sus ojos negros almendrados, gigantes,
brillaron junto a mi extasiado cuerpo, alegrado.
Un domingo después del visión, ella apareció y se iluminó
desde la escalera irradió luz, hasta lo que para mí, era una mansión.
Muñecas rosas, caramelos jugosos, se compartían, y ella sonreía,
dando su eterna simpatía.
La sonrisa de su cara emanó junto a la mía "sos igual a mi hija", sos hermosa, respondió,
y ahi estaba yo, como en unos días, crecida.
Toda una mujer, con suma valentía,
luciendo su pelo azabache, y sensualmente distraída.
No mucho más ni menos, puedo decir de mi doble estrella,
bondadosa ella, y fuerte hija, madre y amiga.
Que acá tiene una persona,
que la piensa, energiza y la pinta en imagenes de colores...con salud y llena de vida.
Con toda mi intención, amor y poder, declaro...
Rita se va a mejorar...
Lo siento, te pido perdón, gracias y te amo.
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