martes, 24 de noviembre de 2009

s ó l i d a y a b s t r a c t a



"El término estéreo viene del griego stéreos, que significa ‘sólido’, y —aunque se refiere exclusivamente a sistemas de dos canales— el término se puede aplicar a cualquier sistema de audio que usa más de un canal"

etéreo, a
adj. quím. Del éter o relativo a él:

No concreto, poco determinado, vago:

poét. Del cielo o perteneciente a él:

Yerba en mal lugar...¡a matar!




La semana que precedió a la ejecución final de mi ansiada decisión tomada, ocurrió con fingida normalidad. Sálí como todos los días, directo al trabajo aburrido de secretaria ejecutiva. Ese lunes decidí atemperar mi carácter para no sembrar sospechas. En el momento en que mi repugnante, histérico y provocador jefe me pidió con su grosería habitual que le llevara un café "con final feliz", acaté de primera sonriendo, como hacia diez años que llevaba en la empresa. El supo siempre acerca de mi necesidad de alimentar a mis hijos, y con el tiempo también supo manipular mi cuerpo, alma y deseo. Como todo, él lo sabía.
En el podio admiraba y detestaba su voz ronca y valiente,su panza imponente, su compromiso y familia. Lunes, martes, miércoles y jueves siguientes: mañanero, café, informes gritos, horas extras impagas, humillación y algunos golpes después de las siete de la tarde. el viernes desperté radiante, dispuesta a amarme. Me puse el traje que él mismo me había regalado, la mini abajo de la cola, la camisa escotada y mis zapatos rojos taco aguja.
En vez de café, le serví té y mientras se preparaba para el goce supremo a costas de mi boca, preparé mi intrumento de batalla atrás de mi espalda para clavarlo en el momento extasiado de la actividad. Mi lengua, ya con gusto amargo en la boca, iba atestiguando la llegada de su podrido líquido, cuando el filo mordaz, de ese bonito taco, hundí enajenada en su miembro, y de arriba hacia abajo, moviéndolo circularmente, trituré su símbolo de poder. Según lo que recuerdo, el grito fue corto pero penetrante...Naturalmente, desmayado,terminó desangrándose. Me cambié los zapatos rojos por los plateados ( qué pena me dio dejarlos...eran tan hermosos), y triufante, salí de la oficina dispuesta a ser mi propia jefa.

martes, 10 de noviembre de 2009

Plano terrenal: espejito, espejito…-V-

Ahí estaba frente suyo, ¿cuántas broncas le había traído ese mísero cuerpo encallado? Una vez más, como hace varios años atrás, cuando todo era mentira y un poquito de algo, incrementaba esa nada y se llenaba de eso que era un poco de verdad para dejar la nada y pasar a hacer algo, el aire le empezaba a resultar más puro, el pelo más suave, los nudos más desatables y el paso más firme.
Había vivido varios años en Montevideo, también unos meses en París, pero ahora, aburrida, pasaba sus días en una habitación luminosa de Buenos Aires. El olor particular de este mes se caracterizaba por ser mitad a rancio, mitad a cloro, húmedo por la noche y de día olía a alquitrán.
Las secuelas de 5 años de noviazgo se resumían en margaritas con limón y un par de comportamientos obsesivos adquiridos que se repetían reiteradamente, es decir, tal como cualquier otra obsesión. Algunas de ellas, consideradas relativamente normales dentro de lo anormalmente permitido en la sociedad moderna occidental. Como por ejemplo, los zapatos alineados en el armario, ambos mirando para el mismo lado; los adornos perfectamente ubicados en la cómoda sin ninguna posibilidad de que cambiaran de alojamiento en un futuro. Había otros que resultaban un poco más insoportables, al menos de acuerdo a su nivel de tolerancia. Imágenes mentales en blanco y negro, rodaban en la mente al menos veinte veces por día, llegando a veces a ver la misma película unas cien veces en pocas horas. Lo molesto era que las tomas podían llegar a ser más de mil, y siempre las mismas, correspondían a fragmentos dispersos de su vida de forma anacrónica y desparramada. El orden, de la uno a la mil, era el mismo, y la velocidad podía variar y llegar a microsegundos por flash de vida. Durante el tiempo que duraba la representación, no podía hacer más que dejarlas pasar de principio a fin, como una convulsión totalmente involuntaria corporal.
Y allí estaba, enredada bajo un dejo de incertidumbre, que era parte del vestigio amargo que le dejaba el episodio.
Después de ese segundo, o esos 10 segundos, no podía precisarlo, se volvió a mirar, frente a ese espejo. Detenidamente.
Primero re-descubrió sus ojos, los delineó con el dedo derecho, apoyándolos en el cristal, acariciando su propia mano y ojos al mismo tiempo. Los vio demasiado claros y puros. De todas formas, le parecieron normales y ordinarios. Desafiando la propia incomodidad de ese contacto visual con ella, dejó transcurrir algún tiempo y fue cuando se sintió excesivamente intimidante, casi amenazante. De repente, sin darse cuenta devino la ternura. Mágicamente y en una mezcla de desasosiego, sorpresa y miedo, eran en ese cuarto, dos personas, que ahí vulnerables, estaban entregadas a la esencia y verdad más profunda, al desnudo, al riesgo. Las pupilas sintieron compañía de las diplomáticas lágrimas que perfectas quedaban en el ojo. Caían en la mejilla tersa, color mate, y en las pestañas hacían simular un rimel negro intenso. Su boca carnosa saboreaba la sal y su prominente cuerpo lucía rosado, mojado. Tan real. Se estremeció por lo sorprendentemente hermosa que era. Erizada la piel recibía al pelo largo que tapaba sus senos ya no tan compactos. El llanto en medidas de gordas gotas, transformaron su piel en albergues minúsculos y especiales de aquellas. Apoyó su mano en la cintura, la abrazó con ganas, se acercó al espejo nuevamente y murmuró:
- qué amor tan puro, genuino…qué amor tan simple e infinito.

A -D

Agarro apretados amigos, alegres amores, alcanzados hacia arriba, apoyo algo...
ánimos altos y amarrados.
Busco besarte, babeada, bostezo y vacilo,
bajo mi boca, bastantes borrachos bien vistos veo.

Con cautela comprendo cada capricho cantado, callado y copeteado.
De día, de diez dormidos duendes, dedico dos a dosificarte; ¡la destreza de dar doscientos!
Días domingos...

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Dulce Rita

Sus ojos negros almendrados, gigantes,
brillaron junto a mi extasiado cuerpo, alegrado.

Un domingo después del visión, ella apareció y se iluminó
desde la escalera irradió luz, hasta lo que para mí, era una mansión.

Muñecas rosas, caramelos jugosos, se compartían, y ella sonreía,
dando su eterna simpatía.

La sonrisa de su cara emanó junto a la mía "sos igual a mi hija", sos hermosa, respondió,
y ahi estaba yo, como en unos días, crecida.

Toda una mujer, con suma valentía,
luciendo su pelo azabache, y sensualmente distraída.

No mucho más ni menos, puedo decir de mi doble estrella,
bondadosa ella, y fuerte hija, madre y amiga.

Que acá tiene una persona,
que la piensa, energiza y la pinta en imagenes de colores...con salud y llena de vida.

Con toda mi intención, amor y poder, declaro...
Rita se va a mejorar...
Lo siento, te pido perdón, gracias y te amo.