martes, 11 de noviembre de 2014

ZOOM OUT, red de redes.

“Artivismo”: el día después.

Hace años que, junto con amigas, hacemos un collage de “deseos” o de imágenes que nos convocan, nos interpelan, nos guían, para quizá, -a través de lo que va más allá de las palabras-, se materialicen de la forma que tengan que hacerlo. No puedo negar que con estas imágenes en el sub-conciente, la “realidad”se me fue mostrando de formas sorprendentemente similares a aquellas. No quiero ahondar en la frase un poco cliché, un poco simplista, “creer es crear”, pero aseguro que esta actividad es una prueba totalmente empírica de la relación dialéctica entre mente y materia. (¿Algún día ampliaremos?). Se manifiesta la increíble ilusión de pasado/presente y futuro que se une y convive con lo “verdadero”,  lo real que habita en lo profundo de la mente ( en la mente insconciente según Freud),  y que se nos muestra de manera directa y experimental cuando estamos dispuestos a verlo ( y no solamente en sueños, actos fallidos u olvidos).

En mi siempre afán de unir la mente con el corazón,  el mundo académico con el emocional, la profesión con la acción, en mi búsqueda de patrones, encasillamientos, (¿gracias ascendente en virgo?), hubo algo, un fuego interno, que de una forma u otra me fue moviendo en los distintos espacios en los que interactúo (son muchos,sí): ese fuego se nombra a así mismo como cambiar el mundo, transformarlo. Hacerlo un poco más justo, más propicio para ejercer nuestras libertades. Siempre me sentí conmovida de una manera a veces indescriptible por el dolor ajeno. Quizá por eso en el último collage realizado hace 5 meses, aparecieron frases, como “PONER EL CUERPO”, “equilibrio”, “acción”, “cuidando”, e imágenes varias que acompañaban estos significados.   Ayer, ( y en realidad hace algunos días), atravesé varias limitaciones mentales del ego: el miedo, la inseguridad, y todo esto se volvió cuerpo, se volvió real.

Leer testimonios de LMDLP me acercó a la causa desde este dolor compartido. El sufrimiento de la mujer de hoy y del pasado. No sé por qué lo pienso con la imagen de un árbol. Un árbol enorme, sabio. Que peleó por sobrevivir, que luchó por mantener sus raíces a través de los años, que floreció, pero que sigue latiendo con dolor, conviviendo con la muerte, a través de un gran útero que no para de latir. Entonces así llegué a ser artivista, , una nueva oportunidad para seguir uniendo mundos: el artivismo es una forma de acción social que se sitúa entre el arte y el activismo, que busca generar un cambio . El arte se convierte en una herramienta que ayuda a reflexionar sobre el sistema normativo y las creencias, convocando desde las emociones y mostrando que existen otras maneras de ser y de relacionarnos.  Puedo decir que esta experiencia fue por lo menos inolvidable. Porque todos y todas sentimos la existencia de ese árbol herido,todos y todas podemos sentir la injusticia y la crudeza de vivir con presiones sociales, respondiendo a estereotipos, restringiendo nuestras libertades a través de esta sociedad que nos formó como machistas, individualistas  y competitivos. Adentro nuestro sabemos que existe ese hombre y mujer salvaje que lucha por romper las cadenas, y ve, siente, grita, condena, y revoluciona. Por eso existieron mujeres y hombres que murieron por causas profundas, por los derechos de las minorías, por los desprotegidos. Desde las brujas quemadas por paganas de la Edad Media, Juana de Arco, pasando por Walsh,el Che hasta el suicidio de Effi que nos dejó un gran símbolo a este siglo para repensar y resignificar…

Porque hay algo por lo que nos resulta imposible seguir sin mover una mínima ficha.

Por la cantidad de femicidios de los últimos tiempos, por los estudiantes desaparecidos en México presuntamente entregados por la policía a los narcos y asesinados y quemados de la forma más cruel en pleno siglo XXI…

Las cuatro intervenciones fueron intensas. Hubo involucrados, miradas cómplices, aceptación, indignación. También pasividad.
La interacción con los espectadores se puede resumir en tres personas que se me acercaron compasivos a preguntarme cómo estaba. Una señora, que me contó que hace 20 años atrás un empleador quiso abusar de ella y sabía de que se trataba, una chica, y un hombre de mediana edad. No puedo ahondar mucho más en lo que fue la intervención en sí. Valió la pena sentirme ese árbol por ese momento. Sentir la cruel presencia del dolor de tantas mujeres adentro mío.

Un amigo me comentó esta semana, a propósito de la realidad mente/materia y la ilusión del tiempo, ( a partir de Jean Piere Garnier Malet científico y teórico del desdoblamiento del ser y del tiempo) que si todos los habitantes de este planeta nos acostáramos y antes de dormir pudiéramos conectar con el ser sabio de cada uno, sintiendo en todas las células que ya no existen las guerras, ni los asesinatos, ni las injusticias, que la humanidad está al servicio del amor y no del dinero o del poder, bastaría  para que al otro día, todo eso se esfume.
Mientras nos pongamos de acuerdo en coordinar este pensamiento, desde mi lugar, desde este lugar, seguimos creyendo en la utopía. Tal vez no seamos nosotros los que veamos los cambios. Pero estoy segura de que estamos preparando la tierra para que ese árbol y todos los que conviven en el bosque, crezcan más sanos y libres. Y porque mientras esperamos el cambio de raíz, también podemos ser flores.


*SoliP. Comunicadora social, profesora de Yoga, cantante, artivista y amante de las palabras y de la acción.