viernes, 26 de enero de 2018

Hoy al cuadrado.


Hoy por hoy.

Valoro la sinceridad de quienes me dicen que están mal o que están bien parcialmente, y dejan la risa forzada, la mirada esquiva, los abrazos cortos y repelentes. Y permiten que el contacto con el cuerpo caliente, las respiraciones coordinadas, la desazón y quizá una alegría, una buena noticia, sea compartida por un instante. 

VAlen oro y valoro, las palabras vomitadas, las represiones fuera de sus prisiones, el alma desnuda después de un om sentido, un grito, un vino y un libro a tiempo. 

Val(e)oro, bailar en la vereda o el chino, la impunidad que me da mi hija, para dejar largar la voz de personaje olvidado, un movimiento espástico, un pedazo de ser auténtico, como un pan casero salidito del horno, brillante, listo para ser tropezar en incoherencia con una lata de conservas, o unos duraznos en almíbar.

Val(e)loro el tiempo de siestas sin dormir, el silencio y el ruido del ventilador en la quietud de las tres de la tarde, la esclavitud y la libertad de la maternidad, la presencia de la incertidumbre, y la sensación efímera de felicidad al publicar en instagram una foto. 

Y es válido, valioso mi oro pobre de dinero, de mucho trabajo, y de proyectos grandes.
Y hoy por hoy, es doblemente hoy, porque el hoy es lo que vale, y mientras sea doble, entonces me voy a acordar de darle ese valor.