lunes, 2 de marzo de 2009

La nena en el país Mor. - Cap. 1

Es difícil escarbar en el interior de la coherencia psíquica -espiritual y purificar yendo a flote nuevamente, quitar lo que está podrido en algún hueco de su alma. Un par de veces creyó que la amaron. No sabe con qué intensidad, cuanto, ni cómo. pero la amaron. y mucho. Fue un día a buscarlo, entre la multitud de una calle de Paris. a mor, claro. Cree que era la Rue de los milagros o algo parecido, nunca supo memorizar las calles. Lo buscó sabiendo que estaba pero no lo encontró. Lo buscó entre todas las caras, mareada, éstas se ensimismaban, borroneaban en el tumulto de cuerpos que se rozaban, sudorosos, eufóricos...No lo encontró, aún sabiendo que estaba, no lo encontró. Pensó que quizás él no quería encontrarla, y se sentó en un recoveco de aquella gran feria de personas, y allá esperó, llorando, siempre llorando, esperando que algo le indicara algo de alguien importante, y entonces pasaron payasos, malabaristas, mendigos y vendedores. Mirándola sentían pena por ella, sin embargo, miraban sin mirar, sentían pena solo por la fracción de segundo que duraba la misma mirada que a ella se dirigía. Una pena instantánea, un poquito de pena dispersa de las propias lágrimas de su fuente. Era una nena. Siempre lo había sido y siempre quería serlo de alguna forma, para ser un pedazo de membrillo, de caramelo, de algo muy muy empalagoso..De pronto una figura apareció la agarró de la cara y le dijo " no llores... yo te amo" y ella solo supo seguir llorando confundida, tratando de entender lo que eso quería decir, lo que eso iba a significarle. Entró a ese país, a- Mor, una ciudad en la que todos hubiésemos querido nacer.