El día pasó sin demasiados sobresaltos: lectura por la tarde, trabajo por la mañana y cena con amigos a la noche.
4 PM:
"El tao no es la continuidad de la existencia- no existencia, que nosotros llamamos "esencia". La esencia no puede ser transformada en "fenómeno" no puede mostrarse a sí misma.
(...) El éxito de una estrategia procede de haber "captado", "comprendido" como se configuran las fuerzas que operan en la situación.
En una situación no operan motivos,deseos, valores propósitos, sino tensiones.(...)cuando no se comprenden esas tensiones, los propósitos colisionan contra ellas,
entonces se malogran (...)
En el momento determinado en el que ellos se juntaban para su casi cotidiana, ya repetitiva, charla obseso clishé matrimonial,él, armadura y espada en mano, dispuesto a usarla si fuese necesario, se disponía corporal y verbalmente para iniciar la batalla.
Sus ojos casi vacíos, sin fondo alguno ni colores, los manos tiesas, no achicaban aparentemente a su adversaria, que meta chasqui boom, iba eligiendo estruendos ficticios de emociones y palabras tibias.
Todo es vivido por ella como una travesía un poco finjida, algo buscada, en parte y en esta oportunidad al menos, por una espina, pequeña espinita...interpuesta entre la aorta y el vertrílocuo derecho que hacía unos meses llevaba y molestaba esporádicamente el funcionamiento normal de su órgano.
Quince minutos y dentro de esas caractéristicas, era lo que ella quería dedicarle al preludio del sueño nocturno. Eran más que suficientes para vomitar unas cuantas suposiciones en el otro, hacerlo partícipe de sus fantasías e irse cómodamente a dormir.
Pero no, los quince se tornaron veinte, y los veinte casi una enternidad, cuando él, cambió de contexto discursivo: de la discusión a la burla, del intercambio a la provocación, de la literalidad a la cínica irónia, de la quietud a la convulsión repentina y torpe de sus movimientos. Ella optó, - como una vez aprendió a hacer cosas diferentes - por manifestar con pequeños monosílabos el inaceptado cambio de rumbo.
La espada, que hacia sólo pocos minutos, había rasguñado sutilmente su brazo, se convirtió en plástico. La armadura, con bastante uso y malgastada, levemente
comenzó a correrse de su pecho. La moneda volvió a tirarse. La retirada de tropas no era suficiente ni entraba en el universo del sentido que él iba creando lentamente ante el giro de reglas.
La respiración más rápida, los pulmones se achicaron ante su intensa y aún eufórica, histriónica y ridícula representación en la cocina.
La poca energía que lentamente iba quedando del encuentro para dar fin al mismo, en esos instantes, ya estaba totalmente esfumada.
La voz cada vez más lejana se combinaba con casi pequeños golpes de su cuerpo con el suyo, institivamente a segundos de atacar desde una furia animal.
Sin armadura, ni espada, no se vislumbraban elementos de la civilización. Muerta ya, había retrocido miles de años, hasta la inexistencia del ser humano en la tierra.
Eran dos critaturas sin nombre, sin alma. Sin lenguaje alguno conocido para significar el conjunto explosivo de palabras, corporalidad y energías que el aire presenciaba, el tiempo era denso e inoperante.
Casi sin darse cuenta, luego de un largo silencio en la cama y bajo la simulación de invulnerabilidad, se miró las manos que temblaban nerviosas y confudidas.
En su centro fluían colores oscuros en corrientes densas y artificialmente molestas.
El golpe había sido sorpresivo, eficaz, devastador.
La espina, aún clavada, se hacía perceptible. No por haber cambiado de tamaño, simplemente estaba ahí afuera, la tocaba, era realmente chica,- para qué exagerar-pero se encontraba perfectamente incrustada en el músculo. Sacarla significaría el desangrado, o no. Un dolor innecesario, infinito. Se agarró el corazón que latía velozmente, con las manos transpiradas e inútiles,lo miró y quiso hacerle reiki. Se sintió una estúpida por esto, y lo devolvió a su lugar, cuidadosamente, cuando él, ya axhausto, dormía pacíficamente a su lado.
Se acordó:
17. "El arte de la guerra se basa en producir señales falsas"
19. "Si estás cerca del enemigo hazle creer que estás lejos; si estás lejos, debes fingir que se está cerca".
(Sun Tzu).
1 comentario:
...Muy profundo,tan real,expresado en un lenguage alocadamente dulce.Jacque
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